Crisis.

Derrochamos libertad cuando las deudas se acumulaban en la chistera,
tuvimos auditorias despasadas con el alma hipotecada en el banco del
anonimato, firmamos fraudulentos besos pos-fechados para recuperar
las inversiones hechas en el banco de sangre pero aun así perdimos en
esos crueles juzgados de la tentación nuestra empresa, entonces, salimos
a las calles a negociar abrazos por pesetas, independencia por cheques.

La crisis no paró, llegamos al limite de la ruina hasta que desde hace un
mes guardamos los billetes del monopoly en la cartera, si ya caímos en el
29 con la bolsa esta vez no nos pillara desprevenidos, aquella ocasión nos
desfalco los mejores años y fue una desgracia que el seguro nunca me
advirtiera que mi póliza no cubría el mal de amores, pero esta vez no, no
permitiré que la vida se me vuelva a ir entre suspiros que se consuman
lentamente en breves olvidos, que se malgasten las penas, que se globalicen
las despedidas y terminé obligado a perder mil apuestas contra el azar.

Victor Aguilar